sábado, 20 de junio de 2015

Los hoteles mas extraños


Montaña Mágica Lodge (Chile)

Probablemente la rareza de este hotel resida en su «excesiva» belleza (tanto interior como exterior) y en el hecho de estar tan mimetizado con el paisaje, que se erige como una gran «montaña-hotel» (con cascada incluida). Todas sus habitaciones están revestidas en madera y ofrecen impresionantes vistas. No podía ser de otra forma si tenemos en cuenta que este hotel es parte de la reserva biológica Huilo-Huilo, ubicada en Neltume, Región de los Ríos, Chile. La reserva forma parte de la imponente Patagonia chilena, concretamente de la ecorregión valdiviana que alberga un paisaje único de frondosos bosques templados lluviosos (uno de los siete que quedan en el planeta). Con este impresionante telón de fondo se alza el hotel, envuelto en la más hermosa y exótica vegetación. El paisaje que ofrece es digno de conocer tanto en invierno (la montaña se cubre de nieve) como en verano, cuando la vegetación se desnuda y una cascada de agua se desprende desde la cima.

Hotel Kakslauttanen (Finlandia)

Descubrir una aurora boreal en el cielo puede convertirse en un verdadero espectáculo para el viajero, pero hacerlo tendido en la cama desde un iglú de cristal puede resultar aún más gratificante. Esta experiencia es posible en Finlandia, en el hotel Kakslauttanen, en el municipio de Inari (norte de Laponia), concretamente en el área montañosa de Saariselkä, ideal para practicar todo tipo de deportes y actividades como esquí, senderismo o ciclismo de montaña. “La aldea de los iglús” está abierta desde diciembre o enero hasta finales de abril. Los iglús de cristal ofrecen camas de lujo en un acogedor ambiente para contemplar las estrellas y auroras boreales como si se estuviera “a cielo abierto”.


Das Park Hotel (Alemania)

 Este hotel es una buena prueba de que dormir en un sitio pequeño y en apariencia poco acogedor, no tiene por qué ser una mala experiencia. Se trata, nada menos que de tuberías de desagüe (sí, está leyendo bien) recicladas para dar alojamiento a un viajero que busca desconectarse totalmente del entorno y que viaja en solitario (aunque también se pueden compartir los “tubos”). En un espacio reducido, pero no incómodo, se encontrará con una cama doble, mesa de noche, y bolsa de dormir (aclaran, incluso, para no espantar a los claustrofóbicos, que hay suficiente espacio arriba de la cabeza). Los baños, duchas y el minibar son públicos.


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